también entre los intelectuales de izquierda, que se apresuraron a jubilar a Lenin, alegando
que las ideas y teorías de ese revolucionario ya no son válidas para nuestro tiempo. La
realidad nos muestra que todas las posibilidades están abiertas y que habrá un futuro largo
y brillante para la forma bolchevique de hacer las cosas.
Debo explicar, sin embargo, que tomo el término “bolchevismo” en su sentido amplio, no
según su significado histórico; Explicaré esto: llamo aquí “bolchevismo” a un tipo
específico de personas que ya existían antes de la época de Lenin. El término, aplicado a
personas de este tipo, apareció, hace aproximadamente un siglo, para referirse a la más
radical de las tendencias de la socialdemocracia rusa. Parecía, por tanto, definir un tipo
humano concreto, pero ese tipo humano ya existía entonces. Había “bolcheviques” entre
los seguidores de Espartaco, líder de la rebelión de esclavos en el siglo I a. C. También en
las numerosas rebeliones de campesinos que tuvieron lugar en Europa a lo largo de la
Edad Media. Muchos combatientes y organizaciones que desempeñaron un papel durante
la etapa inicial de la Reforma Protestante también pertenecían al tipo de gente
bolchevique, por ejemplo los seguidores de Muntzer. De hecho, de una de esas
organizaciones surgió la llamada: «Liga de los Justos», que pasó a llamarse «Liga
Comunista» por iniciativa de K. Marx y F. Engels. Y también los revolucionarios de la
comunidad parisina, que constituyeron el modelo ideal que inspiró a Lenin. Los rasgos y
características esenciales de este tipo de activistas o revolucionarios son: plena conciencia
contra la explotación de clases, intensa dedicación a la lucha de clases, una postura radical
contra el orden social injusto, un sentido de urgencia por completar etapas del proceso de
desarrollo social, una vocación de desempeñar un papel protagonista como agente y actor
de los cambios sociales... Destaco dos características principales de esos voluntarios:
Primero: tienden a actuar como levadura en la masa, es decir, ser instigadores de la
movilización de masas, incluso si su activismo es de algún modo elitista; pretenden ser
vanguardia, pero vanguardia de algo masivo. Y segundo: su lucha siempre está dirigida
hacia alguna causa universal como la liberación de la humanidad de la explotación de
clases, el imperialismo, los sistemas opresivos: colonialismo, feudalismo, capitalismo...
Esto excluye de ese conjunto a los terroristas, que con su actividad crean una especie de
marco en el que las masas no pueden actuar, y a los integracionistas, fundamentalistas,
nacionalistas, los combatientes de los distintos bandos en conflictos como los de la ex
Yugoslavia, la Oriente Medio, Irlanda del Norte... que sólo apuntan a objetivos limitados
relacionados con su propio país, grupo étnico, religión, etc., aunque muchos de ellos, en
algunos casos, poseen otras de las características antes mencionadas de los activistas
bolcheviques.
Pues bien, a los luchadores de ese tipo humano bolchevique me atrevo a asignarles y
atribuirles un papel importante en la lucha contra este podrido sistema capitalista del
proceso de globalización que ahora se desarrolla.
Sí, hoy la situación mundial no se parece en nada a la de la época de Lenin. Actualmente,
parece imposible establecer, en cualquier parte del mundo, un sistema anticapitalista
alternativo, como ocurrió tras la victoria de los bolcheviques en Rusia después del año
1917. Pero, sí, es posible conquistar posiciones populares y poder obrero en algunas áreas
o territorios de la realidad mundial. No es posible concretar mucho la situación y la
naturaleza de estas áreas, porque la realidad siempre excede la imaginación teórica, pero
el caso de los zapatistas de México, otros bolcheviques de nuestro tiempo, puede usarse